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Antiguallas

A lo largo de estos últimos días se han producido una serie de hechos a mi alrededor o se han compartido debates en la red que me han hecho pensar en antiguallas, que según la RAE puede significar:

1: Mueble, traje, adorno u otro objeto que ya no está de moda o carece de utilidad
2: Uso o estilo anticuado
3. Noticia o relación de sucesos muy antiguos.
4. Noticia o relación de sucesos muy antiguos
5. Obra u objeto artístico de antigüedad remota

O sea, resumiendo, algo antiguo, que ya no se usa o no sirve.

En una sociedad tan cambiante y tan líquida (ya, incluso, parece que gaseosa) hay objetos, costumbres o hábitos que parecían seguros, inamovibles o sin alternativas y que están desapareciendo o están en vías de desaparecer. Y creo que no se trata de estar de acuerdo o no, que te guste o no, que tu dejes de hacerlas o utilizarlas o no, sino de observar los hechos y la realidad, de comprobarlos y de explicarlos. Y, también, creo que, de aceptarlos para poder sacarles partido, sobre todo desde el ámbito socio educativo que es el que más me interesa.

Bueno, pero qué son esas objetos, costumbres o hábitos que mutan rápidamente, que van desapareciendo de nuestros hábitos o que han desaparecido claramente de los hábitos de los más jóvenes. Podemos dar algunos ejemplos:

Escribir cartas. ¿Quién escribe ahora cartas? ¿Quién sabe lo que es un remite o un remitente y cómo hay que mandar un sobre? Salvo románticos empedernidos con esto de las cartas o algún asunto oficial (cada vez menos) creo que se está perdiendo este hábito o costumbre. Como anécdota, este curso hablando de escribir cartas, un alumno no sabía lo que era un sello. Empezamos.

Uso de ordenadores y teclados. El alumnado, por lo menos el que llevo tratando desde hace tres cursos en 1º de ESO, ya no tiene ordenadores y si los usan es porque son de sus padres o hermanos mayores. Su interfaz de comunicación con la red son los dispositivos móviles, fundamentalmente smartphones. “Piensan en móvil” y nosotros, los mayores, “pensamos en ordenador”, ya sean de sobremesa o portátiles. Como anécdota, también, como ya he mencionado en alguna ocasión es significativo que el alumnado pregunte dónde está la arroba en el teclado.

Consultar un diccionario. ¿Quién lo hace? Quizá sólo en la escuela y es curioso que nosotros, como docentes o como mayores que han aprendido a buscar y encontrar el significado de las palabras de esa manera, queramos que el alumnado aprenda también porque pensamos que es bueno para ellos pero cuando tenemos que hacerlo, lo hacemos como lo harían ellos: en Internet.

Consultar una enciclopedia. Esto ya ni siquiera se hace en la escuela. Los buscadores la han sustituido. Con un click tenemos miles de entradas de texto, imágenes, vídeos, artículos especializados, etc., sobre cualquier tema. Por cierto, qué bonita está mi Larrousse en mi maravillosa estantería.

Reproductores de música. ¿Quién escucha música en aparatos reproductores exclusivos (radiocasetes, tocadiscos, mp3…)? Han pasado a la Historia.

Álbumes de fotos: Yo tengo varias cajas llenas, como casi todas y todos que tengamos una cierta edad, pero, a partir de hace unos siete u ocho años, todo es digital, Hemos ganado espacio, pero hemos perdido tacto.

Teléfonos fijos, que ya sólo se utilizan o se tienen porque las líneas fijas son necesarias para tener Internet o en instituciones públicas y empresas, y cada vez menos porque ya llevan tiempo existiendo los móviles corporativos.

Relojes y despertadores. ¿Habéis visto a muchos jóvenes con reloj? Yo cada vez veo a menos e incluso dejé de usarlo hace unos años. ¿Y despertadores, quién tiene ya despertadores en la mesilla de noche? Sobre este tema, una alumna de mi tutoría me comentó, porque faltaba a primera hora y yo le dije (tonto de mí) que le iba a regalar un despertador, que no sabía cómo funcionaba ese “cacharro”.

Calculadoras. Quizás se usen todavía algo más, pero cada vez están más en desuso porque el móvil también es la calculadora que uno quiera.

Linternas. También podríamos hablar de velas, porque ¿alguien enciende una linterna o una vela cuando se va la luz o para buscar algo en un lugar oscuro?

En fín, son, como dije, costumbres o aparatos, “cacharros”, que se han dejado de utilizar o que se usan muy poco, que resultan antiguos. Unas antiguallas que han venido a ser sustituidos o se realizan ya a través de un único objeto: el móvil. Muy práctico, todo en uno. En definitiva, hay cosas que uno creía que eran importantísimas y que no se podían hacer de otra manera y que ya, podemos decir, han caducado. Y hay un asunto que creo que nos muestra esto con toda su crudeza y que planteo aquí: ¿debe el alumnado aprender a buscar palabras en un diccionario? Algunos diréis que es imprescindible que lo haga, otros que eso ya no sirve y mientas debatimos esto, el alumno está buscando veinte palabras en el móvil, mientras escucha su música favorita, le entran cinco wathsapp y se hace un “boomerang” para Instagram.

Y quiero terminar con “otras cosas” que ya van dejando de ser lo mismo o ya lo han dejado de ser: ir al cine, (mi amigo Ramón Besonías comentaba el otro día en Facebook que ir al cine ya no es lo que era: un acto, para muchos, casi religioso y especial y que se ha convertido en algo parecido a compartir el salón de casa con otras personas que, en ocasiones, tienen muy poco respeto por los demás, mismamente como si estuvieran en el salón de su casa, vamos). Y qué decir de las compras, o de leer la prensa o la forma de leer o escribir en general, o de ver la televisión (la televisión por streaming ya supera en muchos países a la televisión tradicional) o preparar un viaje, o … Todo esto ya no es lo que era y no será lo mismo en, relativamente, poco tiempo.

La era digital lo ha transformado todo de tal manera que ya no se parece a lo que hemos podido conocer y no sabemos cómo evolucionará todo esto. Tenemos que estar preparados para la incertidumbre. También, y sobre todo, desde la Escuela. Creo que es un tema, este de las antiguallas, que nos debe preocupar no vaya a ser que se empiece a pensar que ella misma lo es.

Bueno, en fin, ¿a alguien se le ocurre alguna antigualla más o tiene una antigualla preferida? Desde aquí os animo a participar en el hilo #antiguallas de twitter con las etiquetas #antiguallaES o #MiAntigualla

AUTOR

Manuel Jesús Fernández

Todos los relatos por: Manuel Jesús Fernández

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