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Formación del profesorado. Una propuesta.

Hace una semana se desarrolló una mesa redonda en el V Encuentro de Buenas Prácticas del CITA sobre Formación del Profesorado y en ella se plantearon las dificultades que suscita este crucial tema, como por ejemplo, los nuevos roles de docentes y alumnado en la Escuela y la Sociedad actual, su obligatoriedad, los contenidos más necesarios, las fórmulas más adecuadas o el papel de las administraciones y el de los centros.

Fue, por una parte, un repaso a los tipos y fórmulas de las formaciones permanentes que se han desarrollado y, por otra, un análisis de las opciones alternativas que se han ido planteando y desarrollando a lo largo de estos últimos tiempos para cubrir una demanda y una necesidad de cambio cada vez mayor entre el profesorado. Incluso, se plantearon medidas como subir el salario de los docentes para fomentar la formación.

Creo que todos podemos entender que es un tema crucial para la Escuela y para la Sociedad y por ello es muy complejo, con muchas aristas y puntos de vista muy distintos y, muchas veces, totalmente contrapuestos. Por lo tanto, no es mi intención entrar en estos vericuetos, sino plantear una alternativa, una propuesta. Algo que tenía en mente, que puse en marcha en mi etapa de dirección y que me recordó el debate.

En el siglo XXI, la formación del profesorado se mueve en dos ámbitos: la red y los centros que son dos ámbitos complementarios que intentan aportar soluciones a las demandas del profesorado. Como me voy a centrar en la formación en el centro no quiero olvidarme de resaltar la necesidad de un profesorado conectado y enredado porque las redes aumentan el aprendizaje y la formación y ofrecen un modelo de formación horizontal y colaborativo que enriquecen las competencias docentes. Tampoco quiero olvidarme de la formación informal, como los EABE, Aulablog, etc., que tanto se ha desarrollado en estos últimos años prestando al profesorado una estructura horizontal y que ofrecen un modelo abierto y muy enriquecedor. Sí, ya sé que la mayoría del profesorado no está en redes y no va a esos encuentros, pero no cabe duda de que la formación del profesorado, y de cualquier otro ámbito profesional, sería muy pobre sin redes virtuales de aprendizaje, que podemos afirmar sin dudarlo son la vanguardia.

Sin embargo, mi propuesta va dirigida a la formación en el centro. Creo que también todo el mundo reconoce que el centro es la unidad básica de cambio educativo y es allí donde hay que hacer más esfuerzo para alcanzar fórmulas válidas que permitan avanzar hacia ese cambio y esa mejora necesaria. Ahí va:

La propuesta es reducir las horas lectivas y crear una bolsa de horas de formación entre compañeros en horario lectivo. Pero habrá que concretar. Si se reduce el horario lectivo dos horas a cada profesor (de 20 a 18 en Secundaria, por ejemplo, aunque ojalá pudiera ser de 18 a 16) se podrían celebrar reuniones de formación por áreas o por grupos de trabajo que tengan una planificación y un reflejo posterior en el aula: diseño de proyectos de centro, de etapas, de niveles, de áreas, etc. Este modelo ofrece ventajas e inconvenientes. Vayamos primero con éstos.

  • El primer inconveniente sería la necesidad de contratar un número importante de docentes para cubrir esas horas. Debe quedar claro que esto es un inconveniente para el desarrollo de la propuesta, no porque lo sea en sí mismo, porque puede ser visto como una clara ventaja.
  • Necesidad de un compromiso del centro o de los docentes que lo realicen de llevar al aula lo trabajado en la formación. Esto plantea que esta propuesta pueda ser voluntaria y que, por ello, no sea obligatoria para todos los centros ni para todos los docentes, sino para aquellos centros y docentes decididos o que quieran aprovechar esta opción para desarrollar un proyecto de centro coherente y coordinado.
  • Problemas de horario. Habría que organizar un horario muy flexible que permitiese desarrollar el horario lectivo y las horas de formación. Es un inconveniente menor si hay conciencia de la necesidad de formación común y de desarrollo de proyectos de centro y se puede convertir en algo insalvable si no hay nada de esto. Y lo digo por experiencia, ya algo parecido lo desarrollamos en mi centro y causó muchas protestas entre el profesorado porque «afectaba al horario». Cuestión de privilegios y de falta de visión más que nada.
  • No dar sentido de centro a la formación y que ésta se pierda en solucionar problemas y demandas personales y se diluya sins afectar a las aulas.
  • El más importante: es ilegal. No lo contempla la normativa, aunque cabe el eufemismo de hacerlas «reuniones de coordinación».

Sin embargo, también hay ventajas:

  • Fortalecer un proyecto de centro
  • Mejorar la coordinación docente
  • Buscar soluciones de centro a problemas de centro
  • Compartir necesidades y soluciones.

Bien, sé, a ciencia cierta que en la situación actual es inviable. Pero. si todo el mundo apuesta por la mejora de la educación y apuesta, o dice apostar, claramente por ella, debería tenerse en cuenta. Porque como decía Galenao, la utopía está para seguir caminando. Para seguir intentándolo,

Para cuando se pueda.

Para cuando la Educación importe. De verdad.

AUTOR

Manuel Jesús Fernández

Todos los relatos por: Manuel Jesús Fernández
2 comentarios
  • José María Ruiz Palomo
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    Me parece una idea muy acertada Manuel Jesús; la formación del profesorado es uno de los grandes motores de la transformación de la escuela, y la formación entre iguales es clave para fortalecer un proyecto de centro. La cantidad de funciones y responsabilidades que tenemos que asumir actualmente fuera de las veinticinco horas de permanencia en el centro es un lastre para animar al profesorado a asumir más carga formativa. La administración enviaría una señal muy potente de apuesta por la mejora de la escuela con esta medida.

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