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La medusa de Venecia

El pasado 21 de abril, una medusa se paseaba por los canales de Venecia. Creo que es la mejor imagen de lo que supone la actividad humana en el planeta y lo que entre otras muchas cosas ha dejado al descubierto el confinamiento por la pandemia. Sí, sé que puede haber otras, como la recuperación de las dunas de Maspalomas, o la vista de la isla de Mallorca desde Barcelona, o las imágenes de satélite de la disminución de la contaminación en comparación con el año pasado, que son también sintomáticas de lo sucedido, pero me puede el romanticismo del lugar, el desplazamiento de la medusa y lo que significa todo junto.

La semana pasada en los grupos de 3º de ESO trabajamos la sobreexplotación de los recursos naturales y en el vídeo que estuvimos analizando destacaban tres causas: crecimiento de la población, un aumento excesivo de la demanda y un consumo descontrolado y poco responsable. Pues bien, creo que después de la pandemia nadie creerá en la primera causa sea ya importante porque con todo esto se ha demostrado que el problema está en una demanda excesiva provocada por un consumo irresponsable. Porque somos los mismos, si no más, que a principios de año por ejemplo, pero hemos reducido el consumo drásticamente durante una temporada y ahí tenemos medusas, jabalíes o cabras monteses campando a sus anchas y aguas y dunas, que se pensaron recuperar en mucho tiempo y con mucho esfuerzo, como nuevas en un pis pás como quien dice. Luego el problema no es la cantidad de humanos, sino lo que hacemos los humanos. 

Ya he dicho en varias ocasiones que podemos hablar de la era AC o DC, antes y después del coronavirus. Y debe ser así, por lo que hemos visto los que hemos vivido la era anterior y lo que vemos qué puede pasar en la posterior. No quiero entrar en muchos campos, pero está claro que en economía, educación, trabajo o relaciones sociales el tema va a cambiar drásticamente y creo que lo que hagamos en esa era post-pandemia debe tener muy en cuenta a la medusa de Venecia para no volver a cometer errores que provoquen crisis sucesivas y cada vez más frecuentes y que acabemos extinguidos y ahogados en nuestra propia abundancia y en la desigualdad más sangrante.

Tenemos que conjugar una economía definitivamente sostenible que mire menos el beneficio rápido y más el que se pueda mantener en el tiempo sin fastidiarlo todo, con un mundo más justo, donde no haya tanta desigualdad y se reparta mejor la riqueza con lo que contribuiremos a respetar el planeta. 

No podemos volver a caer en el mismo error que nos ha traído aquí, aunque va a ser muy difícil o casi imposible, porque me imagino una oleada de consumismo en cuanto haya más libertad de movimientos y cierta recuperación económica. Esto, posiblemente, provocará una recuperación económica mucho más rápida y diferente que la que sufrimos en la anterior porque tiene condiciones distintas y lo que se necesita para salir son estímulos y no recortes. Pero, esa recuperación no puede basarse en los combustibles fósiles, en el turismo masivo, en la sobreexplotación de recursos naturales ni en salarios de miseria y un mercado laboral precario, ni en más privatizaciones, hasta su reducción, del estado del bienestar. Más bien debería basarse en las energías renovables, en un turismo selectivo, en un sistema productivo sostenible, en un mercado laboral seguro y flexible, en un sistema impositivo realmente justo y en blindar el estado del bienestar. Sí, esto le va a costar mucho dinero a la plutocracia que se “inventó” la crisis del 2008 para mejorar sus márgenes de beneficio a costa del empobrecimiento de la mayoría y si a ellos no le importó entonces para nada esto, a los demás nos debe importar menos ahora lo otro.

Me gustaría seguir viendo a la medusa de Venecia, sería señal de que vamos por el buen camino y no por el de una extinción triste y lenta.

Salud!!!

AUTOR

Manuel Jesús Fernández

Todos los relatos por: Manuel Jesús Fernández

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