atardecer

Un verano ¿tranquilo?

En lo personal ha sido un verano muy tranquilo y dedicado al descanso, la lectura, disfrutar de las playas cercanas, atender pequeños encargos de artículos para algunas publicaciones y dejar casi terminado un proyecto de aprendizaje abierto (REA o Recurso educativo Abierto) de Sociales para el Proyecto EDIA del CEDEC. Un verano tranquilo, relajado y muy bien aprovechado después de un curso tan movidito como el que he tenido durante el 15-16.

Sin embargo, no han faltado motivos para seguir pendiente de los temas educativos. Algunos desagradables y, desde mi punto de vista, muy negativos. Empecemos por estos.

En primer lugar, los desastrosos, repetidos y, oficialmente, inexistentes recortes que siguen sacudiendo la maltratada educación pública y, en concreto, la andaluza que seguirán afectando gravemente no sólo al profesorado y a sus condiciones profesionales sino también a un alumnado que con total seguridad tendrá peores condiciones y una enseñanza de menos calidad.

En segundo lugar, el decreto sobre las reválidas. En concreto, este tema demuestra, si no lo ha hecho ya el tema tratado anteriormente, por una parte, la desconexión de la llamada administración educativa y la realidad de las aulas y, por otra parte, la falta de respeto hacia la Comunidad Educativa por parte de esa misma administración. Cómo se han publicado y sus nefastas consecuencias ya analizadas en muchos foros no son más que una confirmación de que la LOMCE es una ley injusta e incoherente.

Pero también han existido buenas noticias, como la publicación de las órdenes que desarrollan los currículos, la evaluación y la atención a la diversidad de Secundaria y Bachillerato, publicados, otra vez, a finales de julio aunque con borradores ya casi definitivos desde mucho antes y que demuestran varias cosas. En primer lugar, esa incoherencia anunciada antes, con unas órdenes de desarrollo de la LOMCE que abogan por la utilización de metodologías activas y una ley que plantea reválidas excluyentes. En segundo lugar, que si queremos que la Escuela siga siendo una institución formativa influyente o que siga siendo la institución formativa por antonomasia, debe cambiar y adaptarse a nuevas formas de aprendizaje y que éstas órdenes van en esa línea.

Durante este verano, también he empezado a participar, poco por eso de la tranquilidad antiestrés veraniega, de una iniciativa muy interesante sobre pedagogía disruptiva donde participan docentes de ambos lados del océano y que tiene muy buena pinta por lo que supone de proponer un nuevo enfoque del aprendizaje.

Y otra buena noticia han sido los diferentes debates relacionados con el flipped classroom. La crítica siempre es positiva, aunque creo que la crítica obsesiva puede resultar excesiva y quedar en evidencia porque por criticar posibles dogmatismos se puede caer en la misma trampa de la intransigencia que se pretende poner en entredicho. Debates sobre el propio modelo, sobre la evaluación, sobre los vídeos o sobre los contenidos en el flipped han enriquecido muchos ratos de relax tomando un café o una cerveza. Tranquilamente.

AUTOR

Manuel Jesús Fernández

Todos los relatos por: Manuel Jesús Fernández

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