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Mayoría de edad

Cumple 18 años. Ya es mayor de edad. Nuestro querido siglo XXI se nos está haciendo mayor.

Y en el campo educativo, ya que en otros no se plantea siquiera porque se asume que es una cosa natural eso de evolucionar con los tiempos y lo que ello supone, llevamos mucho tiempo hablando sobre qué es eso de educar o enseñar para el siglo XXI y debatiendo sobre ello. Y sigue pasando el tiempo y como sigamos así, seguro que cuando nos demos cuenta este joven se nos jubila y todavía estaremos discutiendo sobre el tema y diciendo que si debe ser de esta manera o de la otra, o de una tercera o una cuarta.

Por eso, me gustaría regalarle a nuestro querido siglo una serie de elementos que considero indispensables para que lo veamos crecer, educativamente, de una manera saludable y coherente y se pueda desarrollar para los futuros ciudadanos una formación adecuada. Para una educación del siglo XXI.

El primer elemento, siempre, sería el aprendizaje:

  • Aprendizaje basado en competencias y habilidades. Tenemos que conseguir que nuestro alumnado sea autónomo porque es quizá el problema más grave que tiene, tanto por las propias consecuencias de un sistema educativo muy mecanizado y “estandarizado” como por el excesivo paternalismo familiar.
  • Aprendizaje ubicuo y permanente. Otro de los problemas de la escuela actual es su falta de adaptación a los nuevos tipos de aprendizaje, su falta de conexión con respecto a cómo aprenden y se relacionan las personas fuera de la institución, es decir, el alejamiento entre el aprendizaje formal y el informal, cada vez más potente por ser ubicuo y permanente.
  • Aprendizaje colaborativo. La red, el mundo digital, hace posible colaborar para aprender y desarrollar la inteligencia colectiva que provoca un aprendizaje aumentado y muchísimo más rico y potente.
  • Aprendizaje personalizado. Contra la estandarización mecánica e industrial del aprendizaje actual se debe desarrollar un aprendizaje personalizado, más cercano a las necesidades y capacidades del alumnado, porque las metodologías activas y la tecnología nos lo permiten y, sobre todo, nos lo dice el sentido común.

El segundo elemento sería la metodología:

  • Uso de metodologías activas para desarrollar las competencias y el empoderamiento del alumnado. Si queremos un alumnado autónomo y competente, debemos educarlo para ello, para que sean activos, críticos, creativos, participativos. Para que no sean unos simples observadores de su aprendizaje y de los problemas de su sociedad.
  • Inclusión. Y de nada sirve todo esto si lo hacemos con algunos alumnos y no con otros porque sean diferentes. El reto es complejo pero socialmente justo y necesario si queremos que esta educación del siglo XXI les sirva a todos.
  • Escuelas I+D+i. Superar la separación del conocimiento en áreas y materias, desarrollar proyectos comunes, de centro, de nivel, de barrio, de localidad, de grupos y hacer de la escuela un laboratorio para el aprendizaje, será, creo, el futuro de la educación. Bueno, el presente, también ya, en algunos países y centros.

El tercer elemento, la tecnología:

  • Uso de la tecnología para empoderar al alumnado. No para trasladar los elementos de control educativos tradicionales a nuevas herramientas, ni para adocenarlos todavía más, sino para proporcionarle herramientas para participar, para organizarse y para intentar cambiar aquello que consideren injusto. Para que aprendan y enseñen.
  • Desarrollo del aprendizaje y la comunicación digital. La responsabilidad de los educadores, familias, docentes, instituciones, organizaciones o comunidades es hacer posible que los alumnos no sean huérfanos digitales, que sepan desenvolverse en una sociedad donde el aprendizaje y la comunicación es digital.
  • Alfabetizaciones múltiples. Que casi el 100 % de la población sepa leer y escribir ha sido una de las conquistas más importantes de la Escuela moderna, pero en la sociedad digital y con el rápido desarrollo tecnológico todavía existen muchas brechas que deben cerrarse aprendiendo también a desenvolverse en la red y en los lenguajes digitales.

El cuarto elemento es la evaluación:

  • Desarrollo de actividades de coevaluación y autoevaluación del alumnado que puedan desarrollar más su autonomía y su capacidad crítica y que les haga también responsables de su aprendizaje.
  • Evaluación procesual. Acabar con la «cultura del examen» es muy complejo, pero si desarrollamos metodologías activas, aprendemos dentro y fuera del aula, nos movemos en las redes, colaboramos con proyectos cercanos o lejanos o desarrollamos aprendizaje-servicio, el examen se hace completamente prescindible como elemento de evaluación, porque será un proceso y no un momento y porque valorará competencias y no sólo contenidos.
  • Evaluación como aprendizaje. Se aprende evaluando y se evalúa aprendiendo, porque el error es la fuente más importante de conocimiento y de experiencia y porque lo que se valora servirá para aprender y no sólo para calificar.
  • Analíticas de aprendizaje. Cuando la evaluación es procesual y sirve para el aprendizaje se generan una serie de datos muy útiles para la valoración de lo aprendido y para valorar cómo incidir mejor en las dificultades del alumnado, lo que unido al uso de la tecnología, provocará poder manejar infinidad de datos que ayuden a un mejor aprendizaje y a una evaluación más objetiva

El quinto, o el primero quizá, la formación docente. Una formación inicial y permanente que tenga en cuenta los elementos anteriores y que forme al profesorado no para el pasado y para perpetuar estructuras desfasadas, sino para que sea capaz de enseñar para el futuro, para la incertidumbre, y de educar a ciudadanos autónomos, críticos y colaborativos.

El sexto, y último elemento (quizá también el primero), una administración que tenga claro que quiera todo lo anterior.

Y, nada más, sólo desearle un feliz cumpleaños a este siglo XXI que se nos hace mayor mientras seguimos educativamente hablando en pleno siglo XX. ¡¡¡Suerte y salud!!! Y mucha decisión.

PD: Terminando de escribir esta entrada se ha difundido en las redes una entrevista a Marc Prensky sobre algo parecido a lo planteado aquí. Os la dejo también en este enlace.

AUTOR

Manuel Jesús Fernández

Todos los relatos por: Manuel Jesús Fernández
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