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Nadie dijo que fuera fácil

El curso 2004-2005 fuimos centro DIG, el siguiente, centro TIC, es decir, dotación de ordenadores, fijos y portátiles, y otros cacharros, algo de formación el primer año y languidez absoluta después. El curso 2011-2012 empezamos la Escuela 2.0, y más dotación, algo de formación y, de nuevo, nuevo estado languideciente posterior. De hecho, recuerdo cómo hace cuatro cursos, una alumna de 2º de bachillerato que había repetido en secundaria y 1º de bachillerato (es decir, siete cursos) comentó que nunca había entrado en el aula de informática y tampoco había cogido uno de esos maravillosos portátiles de los nueve carritos que tuvimos y los microordenadores verdes de la 2.0 casi ni se han visto por el centro.

He descrito la experiencia del IES Virgen del Castillo, vivida directamente como director en esos años de ilusión por la dotación y de frustración por su casi su nulo uso. Creo no equivocarme si afirmo que la experiencia de muchos centros es parecida. Sé que se hicieron y se hacen muchas cosas, incluso yo he participado en proyectos de este tipo, pero debemos confesar que teníamos un flota de todoterrrenos con poca gasolina (conectividad) y casi nadie dispuesto a conducirlos (docentes). Y, ahora, tenemos bastante gasolina, muchos más conductores dispuestos y resulta que la flota ya no funciona. Se han gripado, son muy antiguos y son más bien carne o chapa de desguace.

Y resulta que, tontamente, durante este tiempo, la sociedad y la tecnología han cambiado, y siguen cambiando, muy rápido, alimentándose mutuamente en esa dinámica enloquecida. Vivimos ya, definitivamente, en la sociedad digital, en la sociedad red, mientras que la escuela vive en otra onda en la que se sigue hablando de TIC y de “nuevas tecnologías” y de ese soniquete malévolo del “poco a poco”, evidenciando de manera diáfana cómo la escuela no termina de comprender su papel en este mundo cambiante. Porque, si no me equivoco mucho, la Escuela está para formar a los ciudadanos y debe formarlos para lo que necesitan, no para lo que ya no es relevante porque ya las formas de aprender, de comunicarnos, de informarnos y de relacionarnos han cambiado por completo. En definitiva, desarrollar en el alumnado la competencia digital para desenvolverse de manera resuelta como ciudadanos digitales.

Y en esto llegó el PRODIG. Un programa de la Consejería de Educación que intenta, de nuevo, lanzar la escuela hacia el presente. Sí, porque no hay futuro que valga sin un presente que lo prepare. PRODIG intenta, por tanto, establecer una estrategia digital educativa ya que sin esta todo seguirá manga por hombro y, lo más grave, sin formar adecuadamente a nuestro alumnado, por mucha gasolina, muchos todoterrenos y muchos conductores que tengamos. Para este ambicioso y necesario objetivo desde los Servicios de la Consejería se ha movilizado a los centros, a los docentes, a los centros de profesores y a un equipo pedagógico del que tengo el honor de pertenecer, sobre todo por la gente maravillosa que lo forma. Y esa movilización ha sido visible esta semana en unas jornadas frenéticas pero muy “familiares” por la cercanía de los organizadores y las ganas de los asistentes. Yo he tenido la suerte de participar como miembro del EPA (nombre adjudicado al equipo pedagógico) y como ponente sobre ABP y metodologías activas en tres de las cuatro jornadas (Córdoba, Sevilla y Jerez) y lo que he visto, y oído, me ha gustado mucho, porque he visto, y oído, mucha ilusión, muchas ganas y algo muy necesario si queremos que esto funcione, flexibilidad y comprensión de lo que significa el aprendizaje digital.

Sé que hay, también las he visto y oído, muchas dudas. Todas y todos las tenemos y esto es algo intrínseco al mundo en que vivimos pero también sabemos, nos demos más o menos cuenta, que la Escuela tiene que ser digital…o no será, porque irá languideciendo analógicamente en un mundo digital que la sobrepasa.

Pero, qué necesitamos para que esto funcione, para que el PRODIG tenga éxito.

Pues , desde mi punto de vista, se tendrían que tener en cuenta tres cosas:

  1. No confundir estrategia digital con dotación. Los cambios sociales y tecnológicos permiten digitalizar sin malgastar en dotación de dispositivos. La estrategia BYOD permite disminuir la dotación necesaria ciñéndola a cuestiones administrativas, zonas o centros desfavorecidas o a una dotación complementaria. No podemos caer de nuevo en el grave error de dotar por dotar, sin estrategia, sin proyecto, sin objetivos claros. Y, si los hay, sin evaluarlos. Y, con ello, poder dedicar más recursos a formación, a mejora de la conectividad y a crear una red potente de apoyo técnico y pedagógic
  2. No podemos tener todoterrenos y gasolina sin nadie que los conduzca. Tampoco podemos caer de nuevo en el error de dotar y dotar para luego languidecer como hasta ahora. Aquí la formación docente es fundamental, pero sobre todo, y más importante que esta formación, es la comprensión por parte de los docentes de lo que significa la sociedad red para la escuela.
  3. Comprender la dimensión empoderadora e inclusiva del aprendizaje digital. Abrir la escuela al aprendizaje informal, ubicuo y permanente, fomentar la creatividad, la autonomía y la personalización del aprendizaje. Deconstruir la Escuela para hacerla necesaria e invisible. En definitiva, poder decir: la ESCUELA ha muerto, viva la eSCUELA.

Pero, nadie ha dicho que fuera fácil. Así que, al lío.

AUTOR

Manuel Jesús Fernández

Todos los relatos por: Manuel Jesús Fernández
2 comentarios
  • Manel Rives
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    Hola.

    Estoy de acuerdo, casi en todo pero no en todo y esa diferencia es mucha diferencia.
    Siempre partimos de proyectos de Consejería en la que lomo de permite ninguna diferencia por centro ni por docente. Es decir, lo que vale pars uno TIENE QUE valer para todos. Y no, la realidad no es así porque no están las mismas dinámicas en todos no están los mismos perfiles en todos ni por supuesto las mismas personas personas con los mismos bagajes.
    Si ahora además resulta que nos inventamos el BYOD para no gastarse un duro es dejarse todas las opciones de financiar a centros y además intentar quedar bien.
    Lo siento pero no.
    Entre la burrada inútil y estupida de la escuela 2.0 y el BYOD hay muchas opciones y algunas de ellas pasan por financiar a docentes y centros. El café para todos no me vale ni para tirar millones en publicidad gubernamental ni para decir que se traigan las cosas de casa y buscarnos un argumento BYOD que vendrá que ni al pelo.
    Estoy cansado de ver las chatarras que se introdujo desde las conserjerías y sus anuncios publicitarios. Y estoy cansado de los profes de 9 a 1
    Y mientras los que van luchando día a día estamos con la porquería de chatarra y además con los talibanes del software libre que te dicen LO QUE TIENES QUE USAR sin saber qué se puede hacer y mientras decimos que apoyamos a centros y dinámicas activas. Es una broma???
    Que le den a los centros y docentes (que están más solos que la una en muchos centros) dinero por proyectos y estos que decidan en qué gastarlo. Pero no pra materisl fungible que es el peor y más vergonzoso chiste de la financiación pública.
    Si no es un producto público que tenga en cuenta a los docentes que YA trabajan diferente en sus aulas y los centros que YA marcan la docencia y se les financia para que puedan adquirir LO QUE CONSIDEREN oportuno, entonces una vez más será un proyecto destinado a fracasar porque esto de proyectos (café) pars todos es lo que acabo tirando el dinero público y quemando a los que van de avanzadilla.

    • Manuel Jesús Fernández
      RESPONDER

      Pues, precisamente, la idea que quiero transmitir es esa:que cada centro decida su modelo porque si no pasará de nuevo lo mismo y dentro de 10 o 12 años, seguirán dándole vueltas. Y digo seguirán porque yo ya estaré jubilado. Lo que sí es cierto es que es una nueva oportunidad en un momento decisivo y hay que evitar tropezar por enésima vez en la misma piedra

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