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Siglo XXI…poco a poco.

La Escuela es una institución. Como toda institución es lenta de reflejos, tiene mecanismos automatizados, normas burocratizadas y personal a su servicio. Posiblemente no pueda ser de otra forma, pero resulta que es una institución sobre todo formativa y no tanto, o así debería ser, administrativa y, por ello, es una institución que se ve más influida que otras por los cambios sociales, tecnológicos, culturales, etc. Es decir, para aclararnos, en la Escuela se puede ver de manera muy clara la diferencia entre el ritmo de cambio de la sociedad en general y la lentitud de las instituciones para ello.

Y esto viene a colación de una serie de informaciones, reflexiones y conversaciones que he leído o tenido estos últimos días, donde se mencionaba o se hablaba mucho de Escuela, de Educación, de Cambio.

No hace mucho compartí una entrada celebrando la mayoría de edad del siglo XXI,  donde le regalaba a nuestro siglo, por su cumpleaños una serie de elementos educativo que considero indispensables para él pero sigo escuchando y leyendo continuamente que hay que preparar al alumnado para el futuro, para ese siglo XXI. Un futuro incierto, inseguro y, posiblemente, más gaseoso que líquido. Muy bien, perfecto, pero mientras ¿qué? Qué pasa con el presente, con los alumnos que tenemos ahora en nuestras aulas. ¿No estamos ya en pleno siglo XXI? ¿Estaremos pensando más en el futuro que en el presente?

Y entonces aparece ese soniquete repetitivo, ridículo y nefasto del “poco a poco”, que yo más bien entiendo como del “nada a nada” o “no corras mucho que llevo chanclas”. Podríamos hablar de inclusión, de metodologías,, de evaluación, etc., pero para ilustrar esto me voy a centrar sólo en lo más llamativo de esta situación: en el aprendizaje digital. En Andalucía, primero fueron los centros TIC, creo que en 2004, después la Escuela 2.0, allá por 2009, y ahora el Programa PRODIG. Intentando hacer avanzar a la Escuela en el mundo digital, que lo abarca todo y que sigue quedando muy al margen en los centros educativos. Nosotros peleándonos y estancados con la tecnología y el mundo avanzando a la velocidad de la luz. Claro que se han producido cambios, pero no han sido suficientes porque la Escuela sigue estando por detrás de la sociedad. ¿Tiene que ser así? ¿Debería ser al revés?

Para concluir quiero hacer mención a una conversación muy ilustrativa en Twitter con un buen amigo, profesor de universidad, que se quejaba de que el aprendizaje digital no ha mejorado la formación del alumnado sino más bien lo contrario. Yo creo que el problema es que el alumnado que llega ahora a la universidad no está formado digitalmente porque nadie le ha formado. Les han robado el futuro por no pensar en el presente, su presente. Creo que no podemos seguir cayendo en el mismo error. ¿Lo hacemos en chanclas, poco a poco, o nos ponemos unos buenos zapatos para correr?

AUTOR

Manuel Jesús Fernández

Todos los relatos por: Manuel Jesús Fernández
2 comentarios
  • José Luis Castillo
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    El gran problema es que la función de la escuela, la verdadera, es filtrar. Es una institución darwinista social. Y para eso no se necesita la tecnología. La mayoría del alumnado reconoce esa función mucho mejor que el profesorado cuando admite, abiertamente, que tras un examen no recuerda nada y, sobre todo, no le importa nada no recordar nada.

    Esa es la educación hoy en su aspecto formativo: la nada.

    Y la nada no necesita tecnología.

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