Ayer estuve enredando con el editor de vídeos de Yotube para ir creando los nuevos vídeos de 2º de bachillerato. La tarea era muy sencilla:
- Cargar en el editor la cabecera de cada tema, ya que la creé para los temas nuevos y quiero darle cierta unidad poniéndosela a todos los temas
- Añadir los vídeos que ya tenía para los temas anteriores y unirlos para los temas nuevos. Por ejemplo, antes había un tema sobre la Guerra Civil y otro sobre la Segunda República y ahora se juntan en uno sólo. Pues lo mismo he hecho en el nuevo vídeo.
- Finalmente, añadirle el vídeo que indica el fin del mismo.
Nada, todo muy rápido y fácil. No más de diez minutos en cada vídeo e hice tres, el tema 9, el 10 y el 11. En media horita listo.
Os dejo el ejemplo, que además ha dado pie a esta entrada
Y al momento me encuentro esto:
Lo primero que se me vino a la cabeza es que cómo no lo entendía. Sin embargo, aunque encuentro un tono de crítica ácida pero disfrazada de «sólo he hecho una simple pregunta, hay que ver cómo os ponéis», entendí que no podía explicarlo ni en caliente ni en un tuit, pero que sería bueno explicarlo, aunque creo que es de sentido común entender la diferencia. Pero voy a intentar que se aclare más el asunto.
Primero existe una diferencia de tiempo. De tiempo entre los ocho minutos del vídeo y las cuatro semanas (unas 12 clases) que me llevaba antes explicar el tema (o los dos temas, mejor dicho) porque no se debe olvidar que llevo dando veintisiete años COU o 2º de bachillerato, no soy nuevo en esto. Esa es la diferencia principal porque permite otras más importantes que ahora veremos. Porque, además, hay una diferencia importante de tiempo de trabajo y aprendizaje en el aula. En vez de escucharme de manera pasiva y coger apuntes (quienes lo hicieran) están activos, trabajando el tema: debatiendo dudas, discutiendo enfoques, preparando explicaciones y explicando el tema y trabajando de manera cooperativa, entre otras cosas.
Segundo hay una diferencia en el medio de información utilizado. Proporcionarles un vídeo de ocho minutos que les resuma el tema, les de las claves más importantes y les sirva para ir teniendo una idea general, es mucho más operativo que entregarles para esos mismos objetivos un tocho de 25 folios (que también se les da, pero después, para preparar el tema y la evaluación). Y porque, además, la información que me dan los resultados de los cuestionarios que acompañan al vídeo me ayudan a ver qué dificultades tienen o qué les interesa más y puedo centrar mis explicaciones (sí, las hago. Y muchas) en aquello que de verdad no han entendido porque, en general, no doy la misma explicación a todos de manera homogénea, sino que acudo a resolver las dudas de cada alumno o de cada grupo, mejorando así la atención a la diversidad que además se ve mejorada por la ayuda entre los alumnos con lo que así puedo optimizar el tiempo que comparto con ellos en el aula.
Y, tercero, hay una diferencia de enfoque del aprendizaje. Darles un tocho es decirles: esto sigue como siempre, muchachos, os la apañáis como podáis, lo que vale es el libro de texto y mis apuntes, es tener una visión del aprendizaje muy reduccionista y simple porque el mundo digital nos permite nuevos lenguajes, nuevas interacciones, nuevos ritmos y porque nos acercamos más a sus formas de aprendizaje, a la manera de entender el mundo de los «huérfanos» digitales. Y porque, aunque no se crea, se les hace más autónomos y responsables.
Y, por qué no decirlo, porque a ellos, a los alumnos, les gusta y lo demandan. Casi «na».
Pues sí, parece ser que hay alguna que otra diferencia. Aunque a lo mejor son cosas mías. ¿Qué opináis?
Magali Patricia Peredo Pinto
Es la primera vez que veo su trabajo y leo sus textos, y sinceramente me pareció todo muy, pero muy interesante. No se puede negar que existe mucha creatividad y dominio del contenido para realizar este tipo de propuesta pedagógica.