Sólo pido respeto a los docentes. Dicho así parece cosa sencilla, pero observando lo que pasa estos días se ve el poco respeto que se nos tiene desde las administraciones educativas que, de cara a la galería, (bueno, ya ni eso) nos alaban y nos doran la píldora pero que nos dejan al pie de los caballos.

En estos días he visto maestros pintando patios, maestros colgando carteles a las 11 de la noche, maestros colocando mamparas en los pupitres del alumnado, maestros colocando flechas de sentido en el suelo o maestros colocando etiquetas identificativas en los pupitres del alumnado. Y creo que, por muy buena voluntad, por mucha vocación que tengamos y por muy compleja que sea la situación, todo eso no es de recibo. A mi me hubiera gustado hoy reunirme con mi departamento y decidir cómo vamos a afrontar este reto, qué enfoque le vamos a dar al inicio de curso y al curso completo en general, qué materiales vamos a utilizar, cómo nos vamos a coordinar…, pero no, hemos estado haciendo todo lo demás.

Desde aquí quiero agradecer a mi equipo directivo el enorme y extraordinario trabajo que ha realizado y que sigue desarrollando intentando adaptar el centro a esta situación tan tremenda y a mis compañeros por el gran trabajo que están haciendo arremangándose para colaborar. Pero, también, quiero denunciar el abandono, la desidia y, lo que más duele, la falta de respeto de nuestra administración educativa hacia nuestra profesión DOCENTE.

Hoy me he sentido despreciado, abandonado y reducido a mano de obra barata al servicio de una administración inhumana e incompetente. Mañana recibiré a mi alumnado con los brazos abiertos (y a distancia de seguridad) y disfrutaré de su presencia, de su mirada y de su contacto (lejano).

Pero eso será mañana.

¡¡¡Salud!!!