Creo que es como puedo definir el fin de semana que hemos pasado en Peñaranda. Ha sido emocionante. Reunirnos. Reencontrarnos. Desvirtualizarnos. Compartir proyectos, ideas, ilusiones, esperanzas. Abrazarnos. Comprobar que detrás de la educación y de los educadores está siempre la emoción.
Ha sido, además, un fin de semana lleno de experiencias y de aprendizajes. Por la mañana, pudimos comprobar como Gorka consigue emocionar a su alumnado (y cómo se emociona él), cómo Elena ha creado un mundo emocionante alrededor de retos de emprendimiento o como la emoción, y la razón, envolvía el debate alrededor de la formación del profesorado.
Por la tarde, poder ver la ilusión en los ojos (y en los actos) de unos docentes entusiasmados (y emocionados) con la posibilidad de ofrecer sus experiencias, u otros de comprobar todo lo que sus compañeros pueden hacer y compartir.
Y que decir de las charlas y saludos de pasillo, de las cañas compartidas, de las comidas de animadas conversaciones y de guiños emocionantes hacia nuestros grandes anfitriones: Carmen y José Luis.
Y no, no se me ha olvidado. La emoción y el desgarro escuchando a la gran Nesrin Ouis, nuestra maestra siria (sí, ya es nuestra, porque está en nuestros corazones y en nuestros sentimientos) que nos estremeció a todos con su relato y nos mostró su esperanza de que toda esa barbarie de consecuencias inabarcables, pueda acabar. Nesrin nos resituó, nos tocó la fibra. Nos hizo ver lo pequeños que somos, sentir lo miserables que estamos siendo con la gente de su país y comprobar la importancia de la educación para no caer en la barbarie.
Finalmente, también, una nota personal: que algunos miembros de TACTICAS nos juntáramos y pudiéramos hacernos una foto que es un gran recuerdo. Otro recuerdo emocionante.
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