Y, por fin, …EABE.
Después de una travesía larga, dura, «enrevesá», traicionera. Desde Salobreña en abril de 2019, hemos surcado mares inesperados e inexplorados y hemos pasado tres largos años con momentos de angustia y miedo, de descubrimientos y confirmaciones, de esperanzas y re-conocimientos. Pero, avistamos Tierra, como unos circunnavegadores expertos, como capitan@s de fortuna, como piratas curtid@s en mil batallas. La tenemos ya ahí. Sanlúcar de Barameda, #EABE22.
Si normalmente el camino de un EABE a otro es complejo, como sabemos, el de este ha sido un verdadero reto. Y quiero desde aquí, en primer lugar, agradecer al equipo de la organización que haya mantenido la fe y el rumbo firme para llegar a puerto. No ha sido fácil. He sido testigo de algunas calmas chichas y de algunas borrascas profundas y desgarradoras, pero su decisión y la labor de equipo ha mantenido la idea y el objetivo. Y, por eso, ya sacamos los enseres de las bodegas para disfrutar de tierra.
Si normalmente el EABE es un lugar de encuentros y reencuentros, ¿qué va a ser este? Las emociones, el contacto, la charla. Recuperar la normalidad eabera, el espíritu de horizontalidad que se vive en estos encuentros, recuperar el ecosistema (de aprendizaje y de relaciones) eabero. Todo va a ser tremendo. Nervios a flor de piel. No me quiero ni imaginar la que se puede liar este viernes a partir de las 5 de la tarde cuando empecemos a llegar capitanes y capitanas perdidos durante tres años por esos mares procelosos y que nos volvemos a encontrar en el puerto sanluqueño.
Si normalmente el EABE es un lugar de aprendizaje continuo, horizontal e informal, el de Sanlúcar será, por todo lo anteriormente expuesto, por las experiencias vividas durante esas diversas travesías, puesto que cada un@ ha vivido esta enorme experiencia casi de manera personal y única, seguramente, extraordinario. Será un encuentro reparador. Será un gran encuentro. Será inolvidable.
Por fin, por fin, EABE. Nos vemos pronto, muy pronto. ¡¡¡Qué nervios!!!
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