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#eDccss17: la semilla ha germinado

Cuando algo nace, con dificultad y con dudas, pero con entusiasmo e ilusión, hay que verlo crecer y florecer. Asentarse y extenderse. Y, esto, gracias al esfuerzo de muchos y las ganas de aprender y compartir de muchos más es lo que ha pasado y está pasando con los Encuentros de Docentes de Ciencias Sociales. No sólo se han celebrado ya tres, sino que ya tenemos asegurada la cuarta edición en Valladolid y, con casi toda seguridad, la quinta en Valencia. Y todo confirmado y apalabrado de formas muy típicas y características de este encuentro: lo de Valladolid a través de Twitter y la segunda en conversaciones informales paseando por Mérida y en la cena de ayer sábado.

En definitiva, que la semilla sembrada por aquellos pioneros de 2014 ha germinado con fuerza y crece de manera vigorosa y firme gracias a los docentes de sociales implicados en la innovación y el cambio educativo.

En el Encuentro hemos visto experiencias que nis demuestran que se puede trabajar en el aula y aprender de otra manera: rompiendo espacios, prestando servicio, creando, acercando al alumno a su contexto, trabajando metodologías activas en el aula, utilizando herramientas que permiten llegar más lejos y de manera colaborativa y haciendo al alumno protagonista de su aprendizaje. En realidad, se ha demostrado de manera muy clara que hay una gran variedad y riqueza de experiencias que pueden servir de base para poder cambiar y olvidar una geografía y una historia áridas y aburridas y conseguir que sean atractivas para el alumnado.

También se reflexionó sobre diferentes aspectos generales como la necesidad de cambio y, a la vez, el miedo o el reparo que esto produce, como planteó José Moraga y que ha retratado muy bien en una entrada reciente. También, lógicamente de dos temas polémicos: el bilingüismo y la nueva EBAU. Sobre el primer tema hubo un debate interesante que creo que refleja dos problemas generales de nuestro sistema educativo. El primero es la enseñanza de idiomas, generalmente muy teórica y reiterativa que provoca que ese planteamiento se transmita a las áreas que imparten el bilingüismo. Y el segundo es que depende de cómo se enfoque, funcionará será positivo o seguirá siendo una prolongación de un aprendizaje tradicional y poco operativo que con el bilingüismo se notará más. En cuanto a la EBAU (enlace al manifiesto contra la misma), se plantearon dos temas, ya que, por una parte, se evidenció la incoherencia de una prueba memorística ante la necesidad de un aprendizaje diferente y, por otra, el tradicional debate sobre si el aprendizaje activo prepara bien para pruebas estandarizadas y tradicionales. Ante esto, yo tengo una opinión clara: sí, sin duda. Y, además es más completo e integral. O mejor dicho, es aprendizaje, mientras que lo otro no lo es, es simplemente vomitar contenidos y olvidar lo aprendido de manera poco significativa. De nosotros depende, a pesar de las presiones de familias, alumnos y otros docentes que no lo entienden así, que nuestro alumnado aprenda de verdad o «juegue» a aprender.

Finalmente, os dejo la infografía que utilicé para plantear que la decisión está tomada, es decir, que en el camino del aprendizaje activo no puede haber marcha atrás, aunque sí diferentes ritmos y estrategias y que el flipped classroom y le viene como anillo al dedo a las ciencias sociales, para evitar explicaciones monótonas y homogéneas y trabajar junto al alumno a pie de aula.

Gracias a todos y gracias por todo. Nos vemos en Valladolid. Para seguir demostrando que los docentes de ciencias sociales pueden liderar el proceso imparable de cambio educativo.

AUTOR

Manuel Jesús Fernández

Todos los relatos por: Manuel Jesús Fernández

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