En la entrada anterior compartí mis sensaciones de la gran experiencia vivida el miércoles pasado en la conferencia de Bob Lenz sobre ABP y por compartir mis experiencias con esa metodología en el panel posterior. Como siempre que se analizan las metodologías activas, también en esta ocasión surgieron las típicas dudas y preguntas en cuanto a las evidencias de éxito del aprendizaje del alumnado que desarrolla esta metodología en el aula. Y resulta muy, muy curioso, hasta algo desesperante, como siempre decimos quienes estamos convencidos de su utilización, que se cuestione el ABP, o el flipped o la gamificación y no se cuestione para nada si hay evidencias de éxito de las metodologías tradicionales. Quizá porque se asume que, las tenga o no, es lo que hay que hacer…porque se ha hecho siempre. En fin.
Pero resulta que hay evidencias. Y no sólo por el día a día en el aula o por comentarios del alumnado, ni por los resultados obtenidos y su satisfacción. Ahora tengo datos fresquitos. Voy a explicarlos.
En mi centro se han empeñado en lo que para mi es un grave error, una aberración evaluativa y que concretaré en otra entrada posterior: hacer exámenes comunes al final del trimestre para 1º de ESO, 4º de ESO y 2º de bachillerato. Curiosamente, los niveles con los que comparto aprendizajes este curso. Bien, una vez recuperado del susto ante tal desfachatez, planteamos un examen común para 1º de ESO y el alumnado lo hicimos el jueves. Como era un «añadido» (no previsto y, para mí, ridículo) en el planteamiento de la evaluación de estos cursos, no avisé al alumnado del día del examen y, lógicamente, llanto y crujir de dientes («pero, si no he estudiado», «si no lo sabíamos»), protestas varias («¡¡¡tu dijiste que no había exámenes!!!«) y enfado casi generalizado. Yo les intenté explicar, sin mucho éxito, que no hacía falta estudiar, que se lo tenían que saber de lo que habían trabajado en el aula durante el trimestre. Cuando terminó el examen, lo entendieron:«maestro, voy a sacar un 10 y sin estudiar».
Y paso a desglosar los resultados:
- Han realizado el examen 71 alumnos.
- Han suspendido (1, en la escala de la valoración que seguimos), 7 alumnos, un 9,5%.
- Han obtenido suficiente o bien (2, en nuestra escala), 14 alumnos, un 20%.
- Han obtenido notable (3 en esa escala), 19 alumnos, un 26,5%.
- Han obtenido sobresaliente (4 en la escala), 31 alumnos, un 44%.
Creo que pocas palabras más hay que escribir después de ver estos resultados. Unos resultados obtenidos de alumnos que usan metodologías activas en la materia y han tenido que ser valorados con un instrumento tradicional. Sin embargo, no me resisto a plantear algunas conclusiones.
- No sólo se aprende estudiando.
- Estudiar se entiende, mayoritariamente, como memorizar.
- El alumnado no tiene modelos de aprendizaje y evaluación activos y creen que si no memorizan, no aprenden. Y aquí, no me resisto a comentar otra anécdota. Un alumno me dijo que no sabía localizar accidentes geográficos, porque otros cursos lo habían hecho con fotocopias de mapas y, según él, con ese sistema «se les queda mejor» y nosotros lo hemos trabajado en el aula de informática. Resultado de ese alumno: ha sacado un 8 y sólo ha fallado en 2 accidentes geográficos de la península (Duero y Miño).
- El alumnado aprende mejor con metodologías activas.
Pues sí, resulta que sí, que hay evidencias.
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