Estaba iniciando el borrador de esta entrada cuando en vi este tuit de @maestradepueblo:

No sólo es simpático, descriptivo y muy realista, sino que tenía mucho que ver con la idea de esta entrada, que no es otra que plantear la diferencia de los finales de trimestres cuando desarrollas metodologías activas y una evaluación para el aprendizaje, procesual y continua. Por lo tanto, el título de esta entrada no es algo irónico, sino algo normal cuando la evaluación se integra en el proceso de aprendizaje y no hay momentos especiales (léanse. exámenes) para medirlo o diagnosticarlo.

Para mí, los últimos días del trimestre se diferencian del resto en que todo el mundo a tu alrededor, alumnos y docentes, están más nerviosos, más tensos, más cansados. De papeleo, exámenes, pruebas, notas, SENECA, boletines, etc. Y la verdad es que puede ser completamente entendible por la burocratización creciente de la tarea docente y, este curso, además, por la lógica confusión debida al listado interminable de estándares que parece que hay que evaluar. Sin embargo, en nuestras aulas, seguimos con nuestros proyectos o nuestras actividades de aula (navidades del mundo en 1º de ESO, la Fiesta de la Historia en patrimonio de 1º de bachillerato, el flamenco en patrimonio de  2º de bachillerato y un concurso sobre el sexenio en Historia también de 2º de bachillerato), el alumno sabe que tendrá la calificación media que lleve en ese momento y a seguir trabajando. No hay estrés, ni nervios y casi ni preguntan por su nota (y si lo hacen es por costumbre, porque lo hacen en todas las demás materias y por eso son muy pocos quienes preguntan) porque cada vez se dan más cuenta de que está en un proceso largo y no en un continuo sobresalto de pruebas y obstáculos.

Y eso da una tranquilidad tremenda. Lógicamente, todo esto ha tenido una tarea previa de programación y diseño que garantiza que se cumple con la normativa y con la programación y sólo queda desarrollarlo en el aula e ir valorando lo que se va haciendo y aprendiendo y el desarrollo de las competencias del alumnado.

En definitiva, que las metodologías activas y la evaluación formativa tienen muchas ventajas y una de ellas, importante cuando estamos en esto días, es que te da la posibilidad de transitar por esos inefables finales de trimestre con más tranquilidad, sin tanto estrés. Para pensarlo, ¿no?