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LOMLOE (7): de bosques, árboles y piedras

Este verano inicié una serie de entradas de análisis de la LOMLOE orientadas en principio a la aplicación en el aula del área de geografía e historia, pero por lo que sea (léase improvisación, incoherencia, incompetencia, incapacidad, etc.) seguimos dándole vueltas y analizando la LOMLOE y por eso planteo esta reflexión sobre la ley y su improvisada aplicación.

Durante el mes de noviembre he participado en el CEP de Jerez, tal como se ha hecho también en los diferentes centros del profesorado andaluces, en la formación de formador@s LOMLOE, o lo que es lo mismo, la tercera piedra donde tropiezo (ya que he participado desde el curso 2010-2011 en los procesos formativos de centros en LOE, LOMCE y, ahora, LOMLOE). Las experiencias formativas anteriores, las diferentes sesiones de esta formación y mi experiencia docente me hacen pensar que el problema principal es que hay muchos árboles: situaciones de aprendizaje, herramientas de evaluación, competencias específicas, descriptores operativos, perfiles de salida, pero también enfoques muy diferentes del proceso de aprendizaje, de la evaluación y de la didáctica que no nos dejan ver el bosque del planteamiento global de la ley o, que también pasa mucho, nos ayudan a no querer verlo.

Los primeros árboles que nos encontramos al querer ascender por la montaña y penetrar en sus bosques no son muy altos ni sombríos, pero asustan, echan un poco para atrás por su densidad y sus vericuetos constantes. Son las especies relacionadas con las nuevas denominaciones, ya sea porque son especies nuevas como porque se les ha podido cambiar el nombre. Estos primeros árboles del bosque no son un gran obstáculo, pero retraen a muchas, por no saber cómo abordarlos o porque no hay claridad en las explicaciones sobre lo que significan y lo que suponen y no se ven los caminos para traspasarlos. Y eso asusta.

Después viene una segunda barrera, más espesa y alta. Son árboles relacionados con la metodología y la evaluación. Es, por lo tanto, la parte más extensa e importante del bosque y en esta zona se pierden quienes no entienden ni las metodologías activas ni la evaluación formativa y que piensan que una vez salvada la barrera inicial ya es todo igual que antes y no habrá más obstáculos.

Finalmente, nos encontramos con una última parte anterior a la cima donde apenas hay vegetación y nos encontramos más bien con una estepa casi árida donde los menos dispuestos a seguir ascendiendo se dan por vencidos y piensan que ya han llegado a la meta, que han sorteado obstáculos muy complejos y que ya pueden estar tranquilos volviendo a hacer lo de siempre (o seguir haciéndolo).

Lo que nos pasa con el bosque es eso, que con sus árboles (o su estepa) perdemos perspectiva. Si subiéramos un poco más arriba, cerca de la cima, podríamos ver claramente el camino que desde abajo nos parecía intrincado e imposible de superar. Por eso, las que usamos desde hace más o menos tiempo metodologías activas e intentamos evaluar de manera formativa podremos comprobar que no hay mucha diferencia con lo que hacíamos hace tres telediarios y que el camino que hay que recorrer es mucho más simple de lo que pensamos y que por ese camino tenemos que hacer posible que nuestro alumnado consiga ser mucho más autónomo, crítico y creativo y que puedan aprender de manera menos mecánica y competitiva y más holística y cooperativa. Quienes se queden algo más abajo seguirán protestando del camino, de sus dificultades, de sus problemas. Lástima que algunas no puedan, o no quieran, subir un poco más y que vean el bosque desde arriba, con otro enfoque, con otra perspectiva y, aunque puedan tener razones o excusas poderosas, como la falta de brújula o de mapa, se les olvida que esa brújula y esos mapas los tenemos algunas desde hace más de 10 años y nuestra escalada, por ello, será más fácil y con un objetivo muy claro.

Pues eso, que vislumbréis el bosque a través de las pistas que nos dan los árboles… y que no os encontréis muchas piedras.

AUTOR

Manuel Jesús Fernández

Todos los relatos por: Manuel Jesús Fernández
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