El área de Geografía e Historia, o de Ciencias Sociales que es como me gusta definirla, es una área fundamental para el el aprendizaje del alumnado. Desarrolla las capacidad de entender el fenómeno de la causalidad, nos ayuda a entender nuestro pasado y nuestro presente para intentar mejorar nuestro futuro, facilita entender el entorno o territorio donde nos situamos, su evolución y sus problemas y nos hace valorar nuestro patrimonio. En definitiva es un área que pone en contacto al alumnado con su realidad. O, al menos, así lo veo yo. Con esta idea o concepto del área es mucho más fácil entender sus materias como una oportunidad que ofrece la Escuela para formar ciudadanos autónomos, críticos, creativos y con responsabilidad social ante todas las injusticias que nos rodean y ante problemas graves y urgentes como la emergencia climática y conseguir un desarrollo sostenible y justo socialmente. Además, permite entender el cambio, la diversidad y la incertidumbre que nos rodean y por lo tanto prepara mejor a nuestro alumnado frente a los retos que les esperan.
Si ahora nos centramos en la LOMLOE, lo que más me gusta del planteamiento del área y de sus materias, tanto en secundaria como en bachillerato, es su visión funcional y activa y que sus competencias específicas se dirijan, entre otros aspectos más tradicionales como la interpretación de las fuentes o el pensamiento geográfico e histórico, a elementos fundamentales de esta perspectiva como la comprensión del contexto, la sostenibilidad y la diversidad. Y no sólo eso, sino que de manera coherente con el planteamiento general de la ley ofrece unos descriptores operativos, saberes básicos y perfiles de salida que orientan y permiten desarrollar las diferentes materias del área desde esa perspectiva activa y funcional y que se antojan fundamentales para darle a la ciencias sociales una nueva perspectiva alejada de la simple memorización y más cercana a una visión práctica que sirva para que el alumnado entienda mejor los objetivos y contenidos de sus diferentes materias.
Otra cuestión que me parece muy interesante es que al dividir cada una de las materias del área en tres bloques de contenidos, permite realizar un planteamiento menos cerrado y con más perspectiva del desarrollo de los saberes básicos que no están, como en otras leyes, tan cerrados y limitados. Además, esos bloques están planteados destacando de verdad los problemas acuciantes que nos rodean y preocupan: así, por ejemplo, podemos citar el «enfoque ecosocial» en Geografía de 2º de bachillerato, «retos del mundo actual» o «compromiso cívico» de Historia de España, también de 2º de bachillerato o los tres bloques de las materias de secundaria: «retos del mundo actual», «sociedades y territorios» y «compromiso cívico local y global». En definitiva, un planteamiento abierto y, de manera coherente con sus competencias específicas y perfiles de salida, funcionales, cercanos a la realidad y que permiten una actitud más activa del alumnado ante su propio aprendizaje.
Finalmente, me gustaría destacar un aspecto que causó, y seguramente causará, mucha polémica como es la posibilidad de usar un planteamiento más transversal y no meramente cronológico. Lo primero que quiero decir es que esto no es una novedad real, aunque sí normativa, porque muchas hemos seguido este planteamiento en algunos momentos, proyectos y cursos. En segundo lugar, que esta posibilidad es eso, una posibilidad, no una obligación. Aunque es bien cierto, que el planteamiento general del currículo te lleva a diseñar situaciones de aprendizaje enfocadas desde ese planteamiento. Y, en tercer lugar, que esto sólo puede ser un problema para quien entienda el aprendizaje de las ciencias sociales de una manera tradicional y pasiva y menos funcional y activa como permite y facilita el currículo del área.
En definitiva, que me viene, nos viene, como anillo al dedo como ya comenté en la primera entrada de la serie porque permite, ayuda y guía para desarrollar un aprendizaje mucho más activo, contextualizado, comprometido e integral del alumnado y, en mi caso al menos y en el de otras compañeras seguro que también, nos va a seguir permitiendo desarrollar proyectos de aprendizaje reforzando y complementando nuestra apuesta por un aprendizaje activo.
Eloy
La nueva ley a la geografía le va muy bien, pero la historia…lo veo muy difícil cómo plantear situaciones de aprendizaje para la historia !