Sabía que iba a ser muy interesante y enriquecedora la minigira formativa iniciada el jueves en Universidad de Jaén y que ha terminado al mediodía del sábado en el CPR de Almendralejo, pero no me podía imaginar que lo fuera tanto y de manera tan clarificadora, a pesar de los ciertos contrastes llamativos.
Por una parte, la experiencia con el alumnado del Grado de Educación de la Universidad de Jaén fue muy positiva y clarificadora. Comprobé su interés por ver experiencias de aula diferentes a las que conocen por su experiencia como alumnos, por ver cómo se puede enseñar de manera distinta a como le enseñaron a ellos y por darle aire fresco a la educación. Sin embargo, aunque en algunas asignaturas están desarrollando proyectos, también me comentaron que apenas utilizan metodologías activas en sus clases, que no conocían el flipped classroom o que apenas conocían estrategias de trabajo cooperativo.
Y, en Almendralejo, me he encontrado con más de treinta docentes decididos a cambiar sus aulas. Con dudas e inseguridades, pero con la decisión tomada. Están en el camino. Es cuestión de tiempo. En el taller y en las conversaciones de café hemos coincidido en la necesidad de enfocar el trabajo en el aula de una manera activa porque quienes ya lo han empezado a hacerlo se dan cuenta de las ventajas y de que no hay vuelta atrás. Terminamos el taller con la idea de llevar al aula este curso ya alguna tarea flipped y con metodologías activas y plantearon una serie de tareas muy interesantes que aparecen en el siguiente vídeo.
Ha sido un gran taller, muy enriquecedor, emotivo y aclaratorio.
Y, como conclusión, me gustaría comentar que durante estos días he comprobado cómo hay cada vez más docentes en activo deseando cambiar sus aulas y que los futuros docentes no se están formando adecuadamente para ello. Contrastes importantes que explican uno de los problemas más importantes y estratégicos de nuestro sistema escolar: formación inicial deficiente o, al menos, poco adaptada a las necesidades de aprendizaje del alumnado actual y futuro y que provoca la necesidad de una formación permanente que se convierte en algo más complicado y difícil por la carga de trabajo añadida.
Pero, por encima de todo, lo más importante de todas estas experiencias es asentar y consolidar una idea que confirma la opción y la decisión de desarrollar metodologías activas adaptadas a las necesidades y realidades del alumnado. La idea de colaborar y continua en el proceso imparable de cambio educativo.
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