El pasado martes tuve la reunión con las familias de mi tutoría de 3º de ESO y me gustaría destacar dos aspectos de la misma porque creo que son sintomáticos de las realidades con las que se encuentra hoy día la Escuela
Una vez planteados los temas generales sobre el grupo, los docentes y las vías de comunicación durante el curso: agenda, Pasen (el Séneca o la plataforma de gestión y comunicación oficial con las familias) y el grupo de WhatsApp, que llevo utilizando dos cursos con muy buen resultado y que dio pie a tratar uno de esos dos aspectos de los que hablaba antes: el uso del móvil en el aula.
El debate se planteó con el argumento de que si no había alternativa al uso del móvil en el aula ya que con mi proyecto BYOD pueden hacerlo en mi materia. Yo comenté que tenía reservada el aula de informática pero que esto ya, siendo mucho para algunos, no es la solución para los jóvenes actuales, para sus hijos, y que teníamos que acercar la Escuela a su mundo para que no se nos escapen definitivamente de ella, para que no la vieran tan lejana a sus formas de comunicarse, relacionarse y aprender, y, sobre todo, para enseñarles a manejarse en la sociedad-red. Para intentar que dejen e ser huérfanos digitales.
Después de un debate intenso y muy positivo se decantaron dos posturas muy claras. La primera era que su uso podría ser un problema y era mejor evitarlo, lo que se defendía con argumentos que reflejaban que el móvil fuera de las aulas, como todos sabemos, también es un problema grave por la adicción que genera y que eso produce algo de miedo que refleja mucho de sobreprotección y desconfianza en la responsabilidad de sus hijos. La segunda, mayoritaria, defendía la necesidad de aprovechar la oportunidad para que sus hijos aprendieran a manejarse en la red y a ser responsables.
También les aclaré que usar el móvil en el aula no significa que sea a todas horas y para todo, sino que sería algo puntual para ayudarles a aprender a buscar información, usar aplicaciones y herramientas de creación y de comunicación educativa y, en definitiva, para que vean que usar una herramienta tan suya puede servirles para aprender y porque ellos se manejan mucho mejor con el dispositivo móvil que con ordenadores fijos o portátiles…¡¡¡de hace 13 años!!! Parece que esta expresión, usar el móvil en el aula, provoca como un sarpullido en muchas personas, y en mi caso me refiero sobre todo a docentes, y aparecen en el imaginario colectivo imagenes de grabaciones de vídeo poco recomendables o peligrosas, pérdidas de tiempo y de concentración y no se ve más allá de esos tópicos. O si se ve más allá no les compensa los riesgos que se pueden correr.
El segundo aspecto se planteó cuando les explique cómo íbamos a trabajar en la materia de geografía con el modelo flipped y les enseñé la página que íbamos a utilizar, los vídeos, la programación de aula o los proyectos que íbamos a poner en marcha y les hablé de algunas actividades cooperativas como el 2×1, los expertos o las pruebas cooperativas. La respuesta generalizada: esto es otra cosa, así sí que se aprende. Incluso una madre expresó la idea de que así aprenden a trabajar en equipo para lo que les espera fuera.
La verdad es que salí muy satisfecho tanto por el debate como por la predisposición favorable de las familias al cambio educativo.
De todo esto me gustaría establecer una serie de conclusiones:
- El uso del móvil es un problema social, no escolar.
- El miedo al uso del móvil por parte de la familias se debe a la desconfianza en la responsabilidad de sus hijos y a que el móvil se utiliza como elemento de castigo y si lo tienen que usar en clase o para ver vídeos en casa, pues…
- El miedo al uso del móvil en el aula por parte de los docentes se debe al desconocimiento de su potencial educativo, a la desconfianza en el alumnado, a la incapacidad para enseñarles cómo usarlo y a no querer correr el riesgo de aprovechar esta herramienta.
- El móvil se convierte en una herramienta más, asequible, manejable, rápida y efectiva. Como ocurre fuera del aula, vamos.
- Las familias son nuestras aliadas si confiamos en ellas y explicamos bien nuestra labor docente. Y por mi experiencia sé que apoyan el cambio educativo. Lo que les sorprende de verdad es que no se haya extendido más.
Vamos a tener un poco de sentido común y vamos a intentar que la Escuela esté cerca del mundo en el que vivimos. Si es que queremos que siga sirviendo de algo, vamos.
José M. Ciordia
«Pie» es un monosílabo y no lleva tilde. De nada.