Educación es el título de un formulario que le pasé la semana pasada al alumnado de 2º de bachillerato con el que comparto aprendizajes este curso con la intención de que expresaran libremente su opinión sobre tres aspectos básicos de su educación reglada:

1. ¿Qué es lo que no te gusta de la educación que estás recibiendo?
2. ¿Cómo te gustaría que fuese el desarrollo de las clases y del trabajo en el aula?
3. ¿Cómo te gustaría que fuese la manera en que te evalúan?

Su primera reacción fue de sorpresa, algo así como ¿preguntan mi opinión, qué raro?, e incluso dudaban de que fuera anónimo. Contestaron 17 de los 23 alumnos del grupo y sus opiniones son muy interesantes (en este enlace podéis verlas) para entender la visión del alumnado. Desgranemos las respuestas.

En el primer apartado destaca las quejas sobre la excesiva memorización, que parece que sólo importa aprobar y no aprender, las pocas prácticas que se realizan (son alumnos de las modalidades de ciencias de la salud y de la tecnológica), los cambios legislativos, la excesiva ratio y la falta de adaptación de la educación a la actualidad. Así, en general, son quejas que podríamos llamar lógicas, pero sobre todo destacaría algunas expresiones demoledoras como las siguientes:

• En la educación de ahora no te enseñan a aprender, solo te enseñan a memorizar y a soltarlo todo en un examen… la gente está más preocupada por no aprobar un examen que por no aprender nada, hay falta de curiosidad en los jóvenes.
• Lo que no me gusta de la educación de ahora es que no aprendemos ni entendemos, solo se estudia para aprobar, no para aprender.
• Una educación que no te prepara para lo que la sociedad y tu futuro necesita realmente, una educación que te obliga a estudiar lo que los altos cargos políticos creen lo mejor no lo que tu ves mejor para tu preparación y tu futuro, y por último una educación mecanizada en el que el profesor habla y los alumnos se aprenden como si de loros se tratasen.
• Que es todo mecánico y memorizado, no nos enseñan a razonar, simplemente quieren que hagamos como máquinas lo mismo que vemos en clase y eso en un futuro nos va a perjudicar porque hoy en día se estudia algo de memoria y a los dos días se olvida y eso no es aprender.
• nos limitamos a memorizar y captar información para después vomitarla en un examen y que dicho examen determine tu futuro. No me parece justo que tu vida dependa de una sucesión de exámenes que si tienes un buen día y un poco de suerte sacarás una muy buena nota que te permitirá estudiar lo que te gusta. Pero, ¿qué pasa con las personas que no corren esa suerte? En pleno siglo XXI el gobierno debería de poner una ley de educación digna a los tiempos que corren. La tecnología avanza, las mentalidades avanzan, pero la educación no, algo estamos haciendo mal.
• Es la primera vez que trabajo con internet…nunca he trabajado como ahora por Internet.

Podría decirse más alto, pero no más claro.

Pero, sigamos. Por lo que respecta al desarrollo de las clases, destaca sobre todo la demanda de dedicar menos tiempo a la teoría y más a las prácticas y los experimentos, que las clases  sean más dinámicas, didácticas (sic) y prácticas, de menos explicar y atender y más practicas, que se utilicen más las TIC. Incluso, alguno afirma, que le gustaría dar historia como siempre.

Y, finalmente, vayamos a la evaluación, el tercer apartado, donde casi todos coinciden en que cuente más en su evaluación los trabajos y actividades diarias, que hubieran más prácticas y que se valoraran y que los exámenes supongan un menor porcentaje y cuenten menos. Uno de ellos afirma que sólo sirven para saber lo que se ha memorizado y no lo qué se sabe o se ha aprendido.

Saber lo que piensa el alumnado es muy sano y recomendable, pero saber que coincide con tu visión del aprendizaje es reconfortante y te anima e impulsa a profundizar en la línea del flipped learning porque te lo siguen pidiendo a voces. A voces apagadas por la rutina, la monotonía y la incomprensión. Démosles la voz, que sean protagonistas. Su futuro, y el nuestro, depende de ello.