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Soltando lastre

Hace casi un mes que no comparto nada por aquí. Me he tomado el mes de julio con tranquilidad y con cierta desconexión y relax. Pero va terminando el mes y me van entrando ganas de retomar cosas que tenía previstas hacer en este verano y de reflexionar sobre algunos de los asuntos que he ido viendo a lo largo de este tiempo.

Y empezamos por el final, por ser lo más reciente y porque ha supuesto un varapalo enorme para quienes teníamos, y seguimos teniendo a pesar de todo, esperanzas en que un gobierno de izquierdas pueda cambiar muchas cosas y mejorar la vida de la gente, la de a pie, la que ha pasado y está pasando por muchas dificultades y, por qué no, intentar, llevándolo al terreno que nos tiene ocupados en esta página, mejorar la educación evitando, sobre todo, la creciente privatización de la misma. Desde un punto de vista histórico, lo que ha fracasado (por los motivos que sean, que no voy a entrar en ellos aquí) es algo que no ocurría en España desde el año 1936. En España, desde la transición, ha gobernado la izquierda, bueno el PSOE, durante mucho tiempo, pero se dedicó a cambios cosméticos, asumibles por el poder establecido (el que manda de verdad). Posiblemente, no lo hubieran dejado hacer mucho más, como, seguramente, están intentando ahora, porque el recuerdo del Frente Popular es, todavía, una amenaza para quienes representan aún (y lo que queda) los intereses de los golpistas de entonces: patria, religión, propiedad y superioridad de clase y de género. Lo mismo que para la izquierda la llegada de VOX (y mucho tiene que ver en este brote del fascismo la posibilidad de que la izquierda radical llegue al poder aunque sea en coalición) es un hecho que se suele plantear, y se está demostrando, como una amenaza para una verdadera democracia. Por eso, conseguir que se forme ese gobierno de coalición será la prueba definitiva de que España ha dejado atrás, y para la historia, la tutela que el franquismo sociológico ha ejercido sobre el sistema político del 78. Yo lo veo así.  En fín, esperemos a septiembre. Por lo que se pueda conseguir y por sentirnos libres totalmente de esa losa (😜).

Por otra parte, han surgido dos temas educativos durante este tiempo que me llaman la atención. Uno por ser una ocurrencia de mal gusto en estos momentos de incapacidad para el acuerdo y otro por lo que refleja de una sociedad cada vez inmadura, insegura y conservadora.

El primero es el tema del MIR docente (o DIR, como lo bautizó mi querido José Blás). Lleva en el candelero mucho tiempo, y lo que le queda ante la incapacidad para consensuar nada, y últimamente lo han propuesto desde Andalucía, lo que le añade un matiz de desconocimiento y superficialidad (léase de chapuza) enorme. Creo, sinceramente, que el sistema de acceso a la función docente debe cambiar valorando no sólo conocimientos, sino sobre todo, capacidades o habilidades docentes y que la experiencia y la práctica es fundamental para ello. Encajar todas las piezas sería muy difícil, incluso con voluntad de hacerlo, y llevaría a un período transitorio muy largo. En definitiva, una idea en el aire, otra más, que necesita de algo que parece que no tenemos: capacidad para llegar a acuerdos. Algo que, lamentablemente venimos sufriendo en educación desde hace demasiado tiempo y que no tiene visos de solucionarse.

El segundo tema es el dichoso runrún del adoctrinamiento en las aulas. Y me refiero sólo a las aulas de centros públicos porque los privados tienen su ideario y las familias saben, o deberían saber, a qué atenerse, y los concertados, si son mantenidos con fondos públicos, deberían entrar en esta categoría de públicos para este menester. Un centro público debe transmitir los principios o valores de la libertad, la igualdad, la inclusión y la tolerancia y rechazar lo contrario, lo que suponga límites a la libertad o a la igualdad y lo que proponga la intolerancia hacia los demás. La Escuela Pública es la única que puede y debe garantizar esos principios y quizá por ello hay tanto interés en algunos sectores en desprestigiarla, debilitarla y arrinconarla. Si defender esos principios es adoctrinar, pues #yoadoctrino, pero sobre todo #yoenseño lo que creo que deben saber unos ciudadanos autónomos y críticos. Algo que, a lo mejor (o a lo peor) no interesa a muchos y en este tema siempre me acuerdo de una escena de la película la lengua de las mariposas que muestra crudamente lo que estamos planteando y que os dejo aquí:

Finalmente, también me gustaría hacer una referencia al gran proyecto de este verano: desarrollar un currículo de la Geografía de 3º de ESO basándolo en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (los ODS) de la ONU. Un reto en marcha y compartido con mi amiga Geles Fernández y qué queremos plantear como un Recurso Educativo Abierto (REA) para que pueda ser utilizado por quienes así lo deseen. Además, también dedicarme a otras tareas menos ambiciosas como cambiar o mejorar algunos vídeos flipped o terminar de elaborar una nueva página para Historia de España de 2º de bachillerato. 

Y una última cosa para terminar (esta vez sí). Muchas veces nos centramos demasiado en cuestiones metodológicas y nos olvidamos de lo que realmente es esencial, que no es cómo aprenden nuestros alumnos, sino para qué lo hacen.

En definitiva, quiero meterme de lleno en esos temas soltando el lastre de todo el mes. Seguimos. Al lío.

 

AUTOR

Manuel Jesús Fernández

Todos los relatos por: Manuel Jesús Fernández

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